El portal costarricense
Fernando González Vásquez
En Costa Rica, denominamos “pasito” o “paso” al conjunto de figuras que conmemoran el nacimiento de Jesucristo, compuesto por tres imágenes fundamentales, a las que también se designa en conjunto como Sagrada Familia: San José, la Virgen y el Niño Dios.
A estas se agregan la mula y el buey, el Ángel de Gloria, los tres Reyes Magos y otras figuras como los pastores y las ovejas. No puede faltar la estrella de Belén para completar el conjunto.
La costumbre de construir el “portal” para Adviento, sin duda proviene de la influencia católica que el país heredó de España. En Europa, al parecer, la idea fue iniciada por San Francisco de Asís en el año 1223 y de ahí adquirió gran popularidad hasta universalizarse en el mundo católico.
En la generalidad de hogares e iglesias de nuestro país, se acostumbra hacer el portal preferiblemente en el suelo, en un lugar visible y en el cual se pueda rezar. Hoy día, esta práctica tiene cierta tendencia a dejar de ser observada, sobre todo en las ciudades y especialmente en las jóvenes generaciones, debido a otras influencias culturales. Sin embargo, en la mayor parte de las zonas del país, hacer el “portal” (labor en la que participan casi todos los miembros de la familia) o al menos colocar en un sitio visible el “pasito”, es algo que no puede faltar.
Existen múltiples formas de hacer portales; desde los que se reducen al “paso” y ocupan un pequeño rincón en la casa, hasta aquellos que llenan toda una sala o el corredor de la vivienda.
En casi todos los lugares del país existen personas famosas por confeccionar grandes portales en su casa cada año. En la construcción, estos demandan muchos esfuerzos, materiales y espacio. Generalmente, el atractivo principal lo constituyen los elementos móviles: trenes , carruseles, cascadas con agua natural, etc. No puede faltar la “lana” o musgo que se encuentra adherido a los árboles en lugares húmedos y fríos, el cual contribuye a la ilusión del ambiente montañoso. El aserrín, que se tiñe con anilinas de varios colores, se utiliza para formar caminos, potreros, etc.
Se colocan también “encerados”: láminas de cartón que se pintan o engoman y se le adhieren anilinas de colores, escarcha de papel brillante o se le pintan figuras. Estas láminas semejan rocas o cielos (al dibujárseles estrellas, por ejemplo).
Entre los elementos naturales más típicos de la tradición del portal se puede mencionar el cohombro, fruta muy aromática, que se coloca como algo decorativo (por su forma alargada y color rojo) y que produce, además, un agradable perfume, y otras frutas como racimos de banano verde, matas de frijol o maíz recién nacido, como parte de la ornamentación del portal. En hogares campesinos es común colocar algunas herramientas de trabajo.
Sin duda, el elemento central del portal es el pasito. Casi siempre se confecciona una especie de choza o cueva con diversos materiales: piedras, troncos, ladrillos, encerados, donde se coloca el pasito, con el fin de semejar el establo donde nació el Niño Dios.
De pasos y pasitos
Los nacimientos o pasos fueron inicialmente figuras de madera (de bulto o también de vestir), obra de imagineros o “santeros”. Luego se popularizaron las figuras de pasta o yeso, y por último, las fabricadas industrialmente de plástico.
Los tamaños son muy variados; los de mayores dimensiones son los que se colocan en las ermitas e iglesias de cada pueblo o ciudad.
En los grandes portales se puede observar una gran diversidad de elementos heterogéneos que acompañan al pasito: animales de distintos tamaños y materiales, muñecos y soldados, etc., todo lo cual sirve para ocupar los espacios, a fin de que no quede ningún sitio sin figuras. Tanto la diversidad de objetos como sus tamaños, que no guardan proporción entre sí, contribuyen a esa riqueza popular del portal costarricense.
Otro elemento ornamental que no puede faltar son las denominadas “parásitas”, plantas epífitas que abundan en los bosques del país. Asimismo, una serie de plantas y flores ornamentales, como las pastoras. A veces, el propietario coloca una alcancía o cajita, a fin de que los visitantes depositen una contribución económica que ayude a cubrir los gastos de confección y la celebración del “rezo del niño”, actividad obligada para poder quitar o desarmar el portal, que se acompaña de música, pólvora y comidas típicas.
Finalmente, es interesante mencionar algunas creencias de la población asociadas al pasito: este no debe ser comprado, sino regalado por alguna persona como señal de buena suerte. A los recién casados, se les obsequia un pasito a fin de que obtengan casa propia si no la poseen. Tanto el nacimiento o paso, como las fiestas y creencias asociadas a este, son parte integral de la más auténtica tradición popular de Costa Rica y, por lo tanto, una manifestación que identifica al ser costarricense.
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