Segunda Campaña
Las fuerzas armadas de Centro América
marchan sobre Nicaragua
Walker, con los restos de su ejército, regresó a Granada, de donde envió al Presidente de Nicaragua un parte circunstanciado de la acción de Rivas, y aconsejó en seguida el envío del Padre Vigil como Ministro a los Estados Unidos, a lo cual desde luego accedió aquel magistrado, y envió las credenciales correspondientes. «El sacerdote no rehusó dejar las comodidades de su casa en los trópicos para ir a explicar convenientemente al Gabinete de Washington la naturaleza de los sucesos ocurridos en Centro América» (1).
En Granada, dice Walker, un enemigo más cruel y maligno que los costarricenses comenzó a hacer estragos en sus ya débiles filas; la fiebre que anteriormente se había llevado a muchos, apareció aún más violenta; sin embargo, nuevas tropas comenzaron a reemplazar a las que las batallas y la enfermedad habían arrebatado (2).
Los filibusteros abrigaban desconfianzas acerca de la fidelidad del Gobierno de Nicaragua para con ellos, y Walker dispuso un viaje a León, con objeto de conferenciar con el Presidente don Patricio Rivas. Antes de verificarlo, envió fuerzas a sofocar algunos movimientos de los legitimistas en Chontales, Matagalpa y Segovia, y el General Goicouría, que las comandaha, fusiló a varias personas, exigió contribuciones y se llevó, además, cuanto pudo satisfacer su codicia desenfrenada. Al mismo tiempo Walker, posesionado de nuevo de la Virgen, Rivas y San Juan del Sur, perseguía en aquella parte a los legitimistas, proponiéndose presentar un ejemplo contra los pocos de ellos que se habían unido a nuestras tropas, y así lo verificó haciendo condenar a la horca, por una corte marcial, al ciudadano Francisco Ugarte; y parece complacerse cuando dice que, siendo desconocida en el país esa clase de castigo para semejantes delitos, la ejecución de Ugarte produjo una grande impresión en el público e infundió un saludable terror entre los conspiradores legitimistas (3). ¡Ese era Walker!
Marchó después a León, donde fue recibido con grandes demostraciones; pero él tenía la prueba de que en la opinión del Gobierno se había efectuado un verdadero cambio.
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Mientras que en Nicaragua pasaba lo relacionado, el doctor Toledo y el Licenciado Ulloa habían logrado en Guatemala y El Salvador el éxito de la misión que se les había encomendado, para lo cual también contribuyó entre otras razones, la invasión a Costa Rica y el aumento constante del número de los filibusteros.
Tropas de Guatemala, al mando del General don Mariano Paredes, salieron de aquella capital el 5 de mayo de 1856, y a ellas se agregó, como segundo jefe, al General don J. Víctor Zavala, quien había ido en concepto de comisionado de aquella República a la de El Salvador. La columna salva¬doreña, a las órdenes del General don Ramón Belloso, se puso en marcha a mediados del mes de junio siguiente.
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De la salida de aquellas fuerzas se tenía noticia en León y Walker, interesado en que se verificaran las elecciones de Presidente para que se había convocado el 19 de marzo, insistía, contra la opinión de los jefes del Partido Democrático, en que las que se habían verificado fueran declaradas sin efecto y en que se hiciese nueva convocatoria, mientras el Estado se encontraba rela¬tivamente tranquilo y antes que fuese más seriamente amenazado.
Pretendía también que la elección fuese directa, halagado, sin duda, por la idea de que él sería elegido, después de las demostraciones de que había sido objeto.
La oposición a sus planes y otras circunstancias le demostraron la mala disposición que existía contra él y los suyos; pero la noticia del arribo a Granada de un buen número de filibusteros, y de haber sido recibido por el Gobierno de Washington el Padre Vigil contribuyeron en su favor, y el decreto de elecciones fue emitido por el Presidente Rivas el 10 de junio de 1856, al propio tiempo que también obtenía el nombramiento del General Goicouría, para Ministro Plenipotenciario de Nicaragua en Inglaterra y Francia, con poderes, además, para levantar un empréstito de $ 250.000.00 en los Estados Unidos de América.
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- Walker ataca al General Cañas y en seguida a los aliados
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- Un grupo de esparzanos celebran la victoria del Ejército Nacional contra la invasión filibustera
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- Segunda Campaña
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- Don Joaquín Bernardo Calvo Mora
- Cooperación de las naciones amigas. Conclusión
- ¡Y terminó la guerra!
(1) La Guerra de Nicaragua, por el General William Walker, citado, folio 75.
(2) La Guerra de Nicaragua, por el Genera! William Walker, citado, folio 75.
(3) La Guerra de Nicaragua, citado folio 78.
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