Solón Núñez Frutos
1881-1975
Nació en San José, en el año 1881. Cursó los estudios primarios en la Escuela de Desamparados, hasta el cuarto grado que era el máximo de instrucción que dicho Centro de Docencia brindaba. Prosiguió luego estudios en San José, hasta obtener el Diploma. Ingresa luego al Liceo de Costa Rica, donde obtiene el Bachillerato en 1901.
Carente de recursos económicos que le brindaran la oportunidad de estudiar medicina, que era su meta, se gradúa tiempo después de maestro normal, y de esa forma inicia su carrera docente en la Escuela de Naranjo.
En el año de 1915, obtiene con honores, el título de Médico Cirujano en la Universidad de Ginebra, Suiza.
La vida del Dr. Solón Núñez fue fecunda en todos los campos, y con un gran espíritu de servicio que lo dedicó por entero a procurar el bienestar del pueblo de Costa Rica con voluntad férrea y decidida.
Puestos desempeñados por el Dr. Solón Núñez Frutos: Maestro en la Escuela Primaria de Naranjo, Alajuela; maestro de la Escuela de Mata Redonda, San José; maestro en las Escuelas Graduadas (edificio Metálico, San José); profesor de Higiene del Colegio Superior de Señoritas, San José; inspector de Escuelas de la provincia de San José; médico auxiliar del Hospital Saint Louis, de Lyón, Francia; Director del Servicio Sanitario Escolar de Costa Rica; Director Asistente del Departamento Sanitario Escolar; jefe de los Servicios Sanitarios de Costa Rica; presidente de la Junta Directiva de la Cruz Roja Costarricense; presidente de la Facultad de Medicina de Costa Rica; Secretario de Estado en las Carteras de Salubridad Pública y Protección Social de Costa Rica; presidente de la Liga Oficial contra la Tuberculosis; Secretario de Educación Pública de Costa Rica por recargo (1943); y Asistente del Hospital Manuel A. Chapuí.
Fue miembro de varias Asociaciones: Asociación Americana de Salud, Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica, entre otras.
Por su iniciativa e intervención se promulgaron más de 70 leyes y decretos referentes a higiene y salud.
Recibió numerosas distinciones y condecoraciones, a las cuales se hizo acreedor tanto por su hombría de bien como en reconocimiento a la capacidad científica del profesional en medicina.
Murió el 3 de agosto de 1975, a los 95 años de edad.
Fue declarado Beneméritos de la Patria por la Asamblea Legislstiva por Acuerdo No. 1819 del 27 de abril de 1978.
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DR. SOLÓN NÚÑEZ FRUTOS
Benemérito de la Patria
Subsecretario de Higiene 1922-1926
Ministro de Salud 1927-1936 y 1943-1948
El desarrollo de la Salud Pública de Cosía Rica se ha caracterizado por un continuo y exitoso proceso de realizaciones dentro de un período históricamente breve, objeto hoy día de análisis y modelo para países en vías de desarrollo.
No resulta fácil para muchos comprender los actuales índices de salud de Costa Rica comparables a tos de naciones económicamente desarrolladas, no obstante nuestra condición de país pobre. De allí que se suele citar como aspectos coadyuvantes de esta situación, al énfasis dado por nuestros gobernantes a la educación pública desde los albores de la vida republicana, a la hegemonía cultural del pueblo, al amplio sentimiento de tolerancia política, la ausencia de gastos para el sostenimiento de un ejército, a la prioridad concedida a los programas de salud y a las reformas de carácter social iniciados en la década de los 40 y fortalecidos posteriormente.
Para Costa Rica se confirma el hecho de que la salud del país ha dependido más de las decisiones políticas, que del desarrollo económico.
Pero es sabido que detrás de las decisiones políticas trascendentes, existen siempre los espíritus visionarios que adelantándose a su época, proyectan sus acciones y pensamientos en realizaciones permanentes.
En el campo de salud pública costarricense, la máxima figura que logró la conjunción de lo ideal con las realizaciones prácticas, lleva el nombre de SOLON NUÑEZ FRUTOS. Una figura que conmueve por su sencillez en medio de su grandeza, su tenacidad y su esfuerzo.
Una vida dedicada enteramente a un ideal auténtico, un pueblo más sano. Su otro ideal, fue cultivar un mundo ejemplar alrededor de su familia. Su hogar, fundado con una maestra alajuelense, doña OLIVIA ROJAS SOLORZANO, fue también la gran obra de su vida. De sus nietos, dos de ellos, el Dr. Jorge Edgardo Villafranca Núñez y el Licdo. Marco Aurelio Núñez Cañas, escogieron la misma profesión de su ilustre abuelo.
Para los estudiosos de la vida y obra de este gran costarricense, resulta difícil decidir cuál aspecto de su vida presenta más facetas para admirar.
El escolar huérfano de padre y madre, que alternaba sus deberes escolares trabajando como pregonero de «El Día» y trayendo y llevando el caballo que el inspector de escuelas don Jesús Kurtze ocupaba para viajar a San José, y como mensajero del telégrafo de Desamparados, ganaba algún dinero, con el cual ayudaba a su tía Josefa Frutos de Serrano que con tanto cariño lo cuidaba.
El esforzado liceísta y luego normalista respetado y admirado por sus profesores y compañeros.
El joven maestro de primer grado de las escuelitas de Naranjo. Mata Redonda y el Edificio Metálico, quien también llegó a conocer la pobreza y las enfermedades que minaban los cuerpos y las mentes de sus alumnos.
El acucioso visitador escolar que palpaba día a día los problemas y las injusticias de sus semejantes más pobres, y deseos de hacer algo por ellos, asistía luego de su trabajo a oír las clases de la Escuela de Derecho.
El notable estudiante de medicina que gracias a la suerte que le deparó un modesto premio de la lotería, se graduó con honores en la Universidad de Ginebra, y fue compañero de estudios y gran amigo de otro preclaro costarricense, el Dr. Ricardo Moreno Cañas.
Juntos los dos jóvenes médicos costarricenses, realizan su práctica profesional en el hospital de Lyon en Francia y mientras otorgan sus conocimientos y su amor, curando a los heridos de la I Guerra Mundial, sueñan y conversan de su deseado retorno a la tierra, a curar y salvar a los compatriotas de la desnutrición, del hambre, la pobreza y de la ignorancia.
De regreso a su país, el joven médico hace a un lado la práctica de la medicina privada y abraza con decisión la carrera de sanitarista, que lo llevó a perfilarse como el primer higienista costarricense y uno de los más destacados de América.
Como Director del Servicio Sanitario Escolar, Jefe de los Servicios Sanitarios, Director del Departamento de Anquilostomiasis. Sub Secretario de Estado más tarde y finalmente como primer Ministro de Salud Pública, donde aplica su increíble capacidad, sabiduría y valer, y se convierte en el impulsor y autor intelectual de las 68 leyes, decretos y reglamentos, en que descansa toda la legislación y organización de la salud pública costarricense.
Investigador, escritor, profesor de la Escuela de Enfermería y de la Escuela de Ciencias de la Universidad de Costa Rica, orador, polemista, lector incansable y amante de la música y la poesía, no hubo actividad de carácter científico o humanista en la cual el Dr. Solón Núñez no se destacara. Junto con otros notables sanitaristas americanos, fue impulsador y promotor de la creación de la Oficina Sanitaria Panamericana, entidad a la cual sirvió como consultor en Epidemiología y conferencista.
En 1946 como delegado de la Oficina Sanitaria Panamericana se reúne en Washington con otros distinguidos profesionales para redactar el Primer Código Sanitario.
Su amor por el trabajo, su incansable dedicación a la salud lo llevó a aceptar una modesta pero meritoria posición de médico del Hospital Psiquiátrico Chapuí desde 1955 a 1968, luego de haber escalado las más prestigiosos posiciones y haber recibido el reconocimiento de las más prestigiosas entidades internacionales.
Y como médico asistente del Hospital Chapuí termina su labor como funcionario a los 87 años de edad, cuando ya las fuerzas físicas abandonaban su cuerpo.
Muere el Licdo. Núñez el 3 de agosto de 1975, a los 95 años de edad. En cada etapa de su vida terrenal dejó enseñanzas imborrables: como estudiante, como maestro, como médico, como sanitarista, como esposo, padre y abuelo. Su gestión como funcionario público fue ejemplar y grandiosa. Como todo espíritu superior fue humilde en medio de su grandeza.
¡FUE SIEMPRE UN MAESTRO!
Acta Médica Costarricense Vol. 29, No. 1. 59-60
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