Rafael Chaves Torres
1839-1907
El autor del «Duelo de la Patria» comenzó su carrera como cornetilla
Don Rafael Chaves Torres vivió en Heredia. Hijo de una humilde mujer que para lograr su propia manutención y la de su muchacho, se afanaba amasando pan y bizcocho y haciendo cajetas, que su hijo Rafael, el pequeño mozalbete de doce años, salía a vender por las calles de la ciudad.
Una tarde iba el joven Chaves vendiendo su modesta mercancía con su canasta debajo del brazo y satisfecho de su labor y de su apoyo al esfuerzo de su madre, y entre grito y grito, silbaba fragmentos marciales aprendidos en San José, en el entonces teatro municipal, cuando fue oído por uno de nuestros mejores músicos, don Manuel María Gutiérrez, quien se encontraba en la puerta de su casa y siendo en ese tiempo director de la Banda de San José; al pasar Chaves con su canasta de bizcochos y cajetas, fue llamado por el maestro Gutiérrez que se ofreció ayudar para que aprendiera a tocar algún instrumento. De acuerdo con su madre, días más tarde, Chaves aceptó el ofrecimiento, siendo desde ese momento un aprendiz, cargo que corrientemente llamamos cornetilla, y es quien se encarga de llevar los atriles y de hacer mandados en el cuartel; pero también ocupaba la mayor parte del tiempo de la mañana en el aprendizaje de determinados instrumentos musicales.
Así inició la carrera artística don Rafael Chaves Torres, como cornetilla, en el cuartel de San José, aprendiendo en primer término a tocar requinto, luego flauta, flautín, clarinete, etc. Es decir, dominando en un corto tiempo, todos los instrumentos llamados de caña y muchos metálicos, distinguiéndose en mía forma notable.
Cuando el supremo gobierno envió al maestro Gutiérrez a Francia, en marzo de 1862 para que hiciera la compra de instrumental para la Banda de San José, el joven Chaves ocupó el cargo de Director de Bandas y éste fue el primer paso hacia el triunfo del señor Chaves.
Más tarde y gracias a su competencia, fue nombrado Director de la Banda de Cartago y ocupó ese puesto hasta que Gutiérrez, agobiado por los años, se retiró del servicio, a disfrutar del merecido descanso.
Fue llamado Chaves en su lugar y de esta manera el maestro Gutiérrez entregó la Dirección de las Bandas al que un día recogió como vendedor ambulante de bizcocho y cajetas, por las calles de Heredia. Es un bello ejemplo de la historia que conmueve y entusiasma; no es la humildad de circunstancias en que hemos nacido, ni el poder del dinero, sino nuestro talento unido al esfuerzo lo que nos hace útiles a la patria y a nosotros mismos.
El maestro Chaves ocupó el puesto de Director de Bandas hasta el año 1907, en que falleció.
Don Rafael Chaves fue un gran amigo y admirador de don Tomás Guardia, presidente de la República.
El 6 de julio de 1882, se conmueve grandemente con la muerte de este ilustre y ejemplar ciudadano, glorioso veterano de la Campaña Nacional, hombre de gran talento y energía. El maestro Chaves escribe en los largos días de agonía que abatieron al general Guardia, e impresionado en aquel sentimiento de dolor que embarga a todo el pueblo de Costa Rica, el “Duelo de la Patria”, tan justamente así titulado.
En la creación de esta marcha fúnebre puso toda su alma, todo su sentimiento y unió todos los impulsos de su corazón para interpretar en sus compases la pena que padecía Costa Rica, el dolor de todo un pueblo en torno de los sagrados despojos del varón ilustre que la gobernó por varios años.
Y con esta marcha, son despedidos de la vida terrenal los grandes servidores de nuestra patria.
En Álbum de Granados. Tomo 1; pág. 293.
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