El Teatro Melico Salazar en la vida de San José
Por diligencias iniciadas, primero por el señor Presidente de la Junta de Educación don Justo Antonio Facio de la Guardia, y continuadas posteriormente por et señor Juan Arias Romero en las mismas calidades que el primero, se remata por parte del Juzgado I Civil de San José la propiedad que albergaba el antiguo cuartel principal y que posteriormente albergó varios centros educativos. El terreno medía 2 300 varas cuadradas (mil seiscientos ochenta y cuatro metros diecisiete decímetros y sesenta y cinco centímetros cuadrados). La base del remate tue de ₡256.230,39 céntimos, y valorado pericialmente en la suma de ₡316.333,76 céntimos. Dicha propiedad fue adquirida por el señor José Raventós.
Se propuso el señor Raventós hacer construir allí un teatro para que el pueblo de Costa Rica, pudiera conocer zarzuelas y operetas del suelo español donde él nació.
El arquitecto graduado en Italia don José Fabio Garnier Ugalde diseñó los planos del Teatro Raventós. La construcción de dicho edificio se inició el 8 de febrero de 1927 bajo la dirección del propio señor Garnier y don Ernesto Arroyo que vigiló la terminación de la obra La edificación completa se calcula que tuvo un costo de ₡800 000 00 y con una capacidad para unos 2 250 espectadores.
La sala de espectáculos fue arrendada por el señor Perry Girton quien nombró como administrador al señor Manuel (Manolo Rodó Paredes).
El teatro fue inaugurado la noche del 7 de octubre de 1928 con una función de gala con la presencia del señor Presidente de la República don Cleto González Víquez y la compañía de operetas de Esperanza Iris presentó la revista «Kiss me» El teatro llegó a realizar temporadas famosas que hicieron las delicias de los josefinos y de los demás habitantes del país talos como las compañías de ópera Bracale; Operetas de Santa Cruz, comedias y dramas de María Teresa Montoya entre otras.
La crisis de 1929 obligaron al señor Girton a realizar mayores esfuerzos y poner en juego todo su conocimiento sobre este tipo de negocios, pues repercutió. como es por todos sabido, en el bolsillo de todos los costarricenses.
Tratando de darle un giro a las actividades del teatro, en lebrero do 1929, logra un gran impacto en el público capitalino al llevar a la pantalla una verdadera novedad, la primera película sonora que había sido filmada por la Warner Brothers intitulada «Con la canción en los labios» con Al Johnson de protagonista.
Con el tiempo, el Teatro Raventós siguió cosechando muchos éxitos por la variedad y calidad de los espectáculos que se presentaban en sus instalaciones; incluyendo esa dualidad de espectáculos tanto teatrales como cinematográficos. En 1960 se le hicieron una serio do mejoras tales como una nueva galería y una pantalla «cinemascope».
La madrugada del 23 do abril de 1967 un voraz incendio en las instalaciones del Teatro Raventós terminaría con dicha sala de espectáculos y con todo un desfile de acontecimientos culturales que desde el año 1928 se venían realizando en sus instalaciones.
Se calculó que las pérdidas sobrepasaron los ₡30 000,00 y no se pudo recuperar nada pues el inmueble no contaba con un seguro para estos casos.
Gestiones por parte del Estado para adquirir el antiguo Teatro Raventós
Al comenzar la época do los años 70 surgió en el ambiente cultural la idea de adquirir el Teatro Raventós por parte del Estado para convertirlo en «Teatro Popular».
Los ministros de Cultura. Juventud y Deportes Lic. Alberto Cañas Escalante, Lic. Carmen Naranjo Coto, el profesor Guido Sáenz González, la Dra Marina Volio Brenes, y el Lic. Hernán González dieron lo mejor do sus esfuerzos cada uno dentro de su distinta administración al apoyar esta idea Específicamente don Guido Sáenz González, comenzó a trabajar activamente en el asunto, como decían los periódicos de la época «Se perseguía despertar el coloso para dedicarlo a la presentación de obras de alto valor cultural a precios populares».
El profesor Sáenz González logró que se emitiera la Ley No. 5913 de 24 de junio de 1976 publicada en La Gaceta No. 128 del 7 de julio de 1976, que autorizó al estado a adquirir la propiedad en donde se encuentra el Teatro Raventós. Además se autorizaba al estado a grabar con hipoteca de primer grado el reten do inmueble, a favor del Banco Nacional de Costa Rica, como garantía del préstamo que otorgaría para la compra y remodelación del Teatro Raventós.
El total del préstamo ascendería a ocho millones de colones; 6,5 millones para la compra del inmueble y 1,5 millones para su remodelación. El inmueble fue comprado a la Sociedad denominada Corporación Parque Central Sociedad Anónima, según escritura No. 1.801, Folio 1. tomo 18 del protocolo del notario Luis Francisco Madriz Soto, y en representación del Estado actuó el señor Procurador Lic. Alfredo Tosi Bonilla.
El señor Álvaro Sáenz Zúñiga fue autorizado a emprender los primeros pasos para hacer avanzar el proyecto, mientras se le nombraba en firme como administrador del mismo.
Dicho señor inició lo que serían los primeros pasos para la restauración del teatro, haciendo una limpieza general de la sala de espectáculos con la colaboración de algunos estudiantes del Liceo de Costa Rica y de un camión que había sido facilitado por la Municipalidad de San José. Estas labores tienen que haber sido difíciles dada las malas condiciones en que se encontraba el inmueble, según se desprende de la nota de 19 de setiembre de 1977, dirigida al Ministro de Cultura, en ese entonces el Prof. Guido Sáenz. por parte do Inspectores de Saneamiento donde hablando do que la mayor parte del cielo raso se encuentra totalmente deteriorado, y por la azotea se introduce toda el agua de lluvia, perjudicando inclusive a los negocios comerciales que se encuentran en la parle baja del edificio.
Durante esta época se suscitó una controversia en la prensa nacional, con relación al nombre que debería llevar el teatro.
El profesor Guido Sáenz había propuesto a la Municipalidad de San José, que a cambio de colaboración y apoyo para la reestructuración del teatro. éste llevaría el nombre de Teatro Municipal. Algunos intelectuales nacionales querían que se conservará su antiguo nombre de Raventós, otros querían rendir homenaje al gran tenor costarricense Melico Salazar y propusieron que la nueva construcción llevara su nombre.
La controversia fue finiquitada con la ley 6424 de 30 de abril de 1980, publicada en La Gaceta No. 169 del 4 de setiembre 1980, que en su articulo 1 dice «Denominase al edificio del antiguo Teatro Raventós; Teatro de la Cultura Melico Salazar».
En la actualidad después de haber sido sometido al proceso de remodelación y de restauración, el teatro ofrece las siguientes características: Está constituido por cuatro niveles que pueden alojar unas mil personas, distribuidas en luneta, palcos y galería general. En la parte central del segundo nivel que corresponde a palcos, se halla el que se destina al señor presidente de la República y su comitiva oficial. Los pisos de dichos niveles son «pisos sordos», recurso técnico que se ha logrado mediante un relleno de granza de arroz, cubierta con tablilla de «nazareno», una de nuestras más hermosas «maderas preciosas». El patio de lunetas y los balcones, están iluminados por treinta lámparas de tres bujías cada una cuya luz puede ser regulada por medio de reostatos (dimers).
El escenario del teatro es uno do los más amplios del país; mide de boca veinte metros, y cuenta con un bastidor en cada extremo que dejan un espacio libre de quince metros. Del bastidor al borde del proscenio, al pie del cual se halla el foso para la orquesta, hay tres metros y de esos mismos bastidores al fondo del escenario hay seis metros y medio. La boca del escenario está cubierta por un magnifico telón de terciopelo color oro viejo, que fue traído de España, y que tiene dos sistemas de funcionamiento; como telón vertical y como cortina americana, aunque este último sistema aún no ha sido puesto en uso. Dicho telón fue conseguido bajo la administración de la Dra Volio Brenes.
El foso para la orquesta que tiene de largo la misma longitud que la boca del escenario o sea veinte metros, y de fondo cinco metros ofrece espacio suficiente para albergar cómodamente una orquesta de ciento veinte profesores Debajo del escenario, y como parte de las instalaciones que estarán al servicio de los actores e integrantes de los grupos artísticos que harán uso del teatro, están localizados seis camerinos, cada uno de los cuales cuentan con todas las comodidades necesarias para las personas que los utilicen, talos como espejos, luces, servicios sanitarios y duchas.
Una de las innovaciones que más llama la atención por su calidad y modernidad considerada como la mejor de Centroamérica, lo constituyo la computadora de luces, capaz de efectuar hasta diez mil efectos de luz por función, los cuales pueden conservar grabados y ser puestos en uso en forma automática o permitir su modificación en forma manual por el técnico. Parte del equipo que está controlado por esta computadora, lo constituyen los ochenta y seis reostatos o «dimers» de los cuales dieciséis son de 6 KW de potencia y los restantes de 2,5 KW; ciento veinte reflectores entre elipsoidales y fresnales, tres seguidores marca «Pani-Austria» de 5 KW; cuatro barras de luz que forman la «parrilla» que se halla sobre el escenario que cuentan cada uno con veinte bombillas.
De estas barras, la del fondo, integrada por ocho pañolones sirve para iluminar el panorama del fondo.
Para terminar consignaremos que el cielo raso esta bellamente artesonado con piezas fabricadas de una material sintético acústico que imita la madera hasta en sus mínimos detalles.
Es indudable que el «Teatro Popular Melico Salazar» representa un enorme esfuerzo por parte del Estado Costarricense, para dotar a la comunidad en general de un centro cultural donde se podrán manifestar las distintas inquietudes artísticas de todos los costarricenses.
Fuente: MCJ
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