La Columna Liniera

Calufa desde otros textos

Francisco Robles Rivera
IDELA, Universidad Nacional de Costa Rica

Revista Comunicación. Volumen 18, año 30, Edición Especial, 2009 (pp. 77-80) 77

Resumen

Ensayo desarrollado con base en el libro de José Meléndez Ibarra, La columna liniera. El autor, muestra un lado de Calufa que no se puede apreciar en sus novelas y expone sobre la obra y su contexto: desde dónde se escribe y para qué se escribe. Asimismo, se citan los diferentes estadios de Calufa en la obra; por un lado al personaje, héroe pero humano, y por otro al líder del Partido Vanguardia Popular, quien, como tal, viajó con trabajadores a la zona sur para realizar una marcha de apoyo al Gobierno de Tinoco. Pretende poner un espejo donde no solo se vea Calufa, sino otras caras de la realidad de muchas personas de los años cuarenta, como respuesta de una necesidad de contar la vida desde la lucha social.

Nací el 21 de enero de 1909, en un barrio humilde de la ciudad de Alajuela. Por parte de mi madre soy de extracción campesina. Cuando yo tenía cuatro o cinco años de edad, mi madre contrajo matrimonio con un obrero zapatero, muy pobre, con el que tuvo seis hijas. Me crié, pues, en un hogar proletario.

Un encuentro con el escritor Carlos Luis Fallas, lo tenemos no en sus novelas o cuentos, sino en La columna liniera, historia relatada por José Meléndez Ibarra. La columna liniera, apareció por primera vez publicado por el grupo “Ediciones Revolución”, en el tercer aniversario de la muerte de Calufa; específicamente aparece el 7 de mayo de 1969.

Una primera edición digital preparada además por quien escribe, apareció el 2008, en un esfuerzo desde (por) el Centro de Estudios Políticos Manuel Mora por recuperar y digitalizar aquellas obras nacidas al interior de los diferentes órganos del Partido Comunista costarricense, con el objeto de darlas a conocer a las juventudes costarricenses y latinoamericanas en general.
Este abordaje nace en una primera instancia con el objetivo de generar encuentros con una obra poco conocida y algunos diríamos invisibilizada por el “canon literario” costarricense1.

Hablaremos en un primer momento del contexto de la obra y los Calufa en la obra: por un lado el personaje y por otro lado el líder social y del Partido Vanguardia Popular.

El contexto

Dirán algunos y algunas, que es necesario para entender cualquier obra literaria ponerla en su contexto, es decir, ver desde el dónde se escribe y por qué se escribe – el locus de enunciación. Mientras que por otro lado, están aquellos, que nos dirán que no debe verse el contexto, pues se termina por contaminar la obra.

En nuestro caso, nos ubicamos sin miramientos en el contexto no desde dónde se escribe la obra, sino desde el contexto dónde se sucede la obra. Y acá saltan los por qué y nuestra respuesta es simple, pues nuestra “historia” aún nos da su visión excluyente, caracterizada por la “invisibilización” de hechos, personajes e historias pertenecientes a la no “oficialidad” costarricense.
En esta “historia” lo acontecido en la década del cuarenta es producto de lo “visionario” tanto del grupo cristiano calderonista representando por Calderón Guardia, la obra social de Monseñor Sanabria y las míticas contribuciones realizadas por la naciente socialdemocracia representada por José Figueres Ferrer.

Pero está la “otra” historia. En esta historia los años cuarenta, son triunfales para el joven Partido Comunista costarricense –recuérdese que apenas se cumplía una década de su fundación en 1941. Además, es la “otra” historia la que da cuenta de que fue gracias al Partido en alianza con el gobierno y a petición del presidente Calderón, como una forma de contrarrestar el peso de las fuerzas reaccionarias de la época, que se logró la creación de la CC.SS., la ley de casas baratas, el código de trabajo y el impuesto sobre la renta, es decir la creación-consolidación de un programa social.

Al iniciar la década de los cuarenta, Vanguardia Popular y Carlos Luis Fallas tenían ya en sus espaldas la gran huelga bananera de 1934, en la cual habían logrado unificar las fincas: Línea Vieja, 28 millas, Siquirres, Cuba Creek, La Francia, Valle contra la United Fruit Co., o como el mismo Calufa la haya llamado “el poderoso trust norteamericano que extiende su imperio bananero a lo largo de todos los países del Caribe” (Fallas; 1957:22).

Es en esta “otra” historia dónde se circunscribe La columna liniera, no únicamente como “pasaje ficticio” en la literatura costarricense, sino como “historia/s” para ser narrada.

Literariamente La columna liniera se inscribe, como señala Flora Ovares, citando a León Pacheco, en la narrativa de la década de 1940:

cuyos personajes se desplazan en ferrocarril a regiones desconocidas, la costa y los bananales del Atlántico: a veces son militantes como Sibajita, quien se dirige a Talamanca por motivos políticos, enviado por el partido, o los protagonistas de La columna liniera, de José Meléndez Ibarra; o jóvenes que emprenden también un viaje de iniciación, «la gran aventura de mi vida», como dice Marcos Ramírez en la novela de Carlos Luis Fallas. (Ovares; 2008:102)

En este sentido, la obra de Meléndez busca recuperar no sólo la “otra” historia, sino narrar desde dónde no se ha narrado en la década del 40. Veamos por ejemplo el pasaje primero del libro, que de antemano nos ubica en el cuándo.

Eran los días en que la reacción atacaba reciamente la Reforma Social y en las altas esferas se hablaba de derribar al Gobierno de don Teodoro Picado y sigue diciendo Meléndez “era un día del mes de septiembre del año 1947, empezando la noche, por el cuadrante de la finca “Guanacaste”, circuló inesperadamente la noticia de que “Calufa” estaba allí. (Meléndez; 2008:6)

Encontramos acá, a los “otros” Calufa, al Calufa que siendo personaje es también líder sindical y del Partido Comunista. El primero de los Calufa que encontramos en la lectura de La columna liniera es el personaje. Es el Calufa “héroe”, quien ha cruzado desde el Valle central para “aclarar los nublados del día” en torno al cómo defender el gobierno de Picado y las conquistas sociales del partido. Nos dice Meléndez: “Delirantes de entusiasmo todos los trabajadores corrimos en su busca. Y de verdad que ahí andaba el dirigente”. (Meléndez; 2008:19)

Este Calufa es tan humano como ellos. Es quien a pesar de sus tareas del Partido toma el tiempo para comer con los trabajadores. Es además el Calufa, que es necesario proteger a costa de la propia vida de los peligros de la montaña, pues un Calufa mortal como ellos también.

-Ya saben, compañeros, primero la vida del hombre – recomendó el Secretario General del Sindicato en la finca. No podíamos permitir que Fallas se fuera solo, de noche, expuesto a todo en esa montaña. (Meléndez; 2008:23)

Los “Calufa” de Meléndez Ibarra se yuxtaponen en el transcurso de las lecturas, pues además de humano, Calufa también es líder del Partido.

En su tribuna improvisada nos habla Calufa:

el Partido ha resuelto que una columna de obreros bananeros y de campesinos pobres, marche a pie desde el sur del país hasta la capital y asista a la celebración del 12 de octubre en San José, para manifestar así su apoyo al Presidente Picado y a las Garantías Sociales y al Código del Trabajo. (Meléndez; 2008:20)

Para ese momento Calufa, junto con Eduardo Mora, habían sido designados por Vanguardia Popular para reunir a trabajadores bananeros de la zona sur (Palmar Norte, Palmar Sur y Quepos) para caminar en una marcha de apoyo al Gobierno de Tinoco.
En esta época revolucionaria, La columna liniera, nos da cuenta de las peripecias y peligros que corren los 1600 hombres y las 4 mujeres que migraban de la zona Sur a San José. La salida en tren hasta el río grande de Térraba, los preparativos de las comidas para el viaje.

Las mujeres con rápidos movimientos a las 3 de la mañana, de un lado a otro en las cocinas chorreando el café, moviendo la “burra” en los peroles para que no se quemara, calentando el pan; otras hacían tortillas; algunas freían “rebanadas” de plátanos; los hombres también estaba activos: se bañaban, se rasuraban; otros ya estaban desayunándose con su buen plato de “burra” y café calientitos; en fin, los viajeros se preparaban para un viaje largo y duro. (Meléndez; 2008:22)

De la travesía por el Río Térraba, la obra nos da cuenta también de la llegada de los “linieros” a las playas de Dominical y lo que significó el arribo de la “lancha” a las playas de Dominical. En torno a la organización de la gente en Playa Dominical, Meléndez nos advierte del pensamiento social de Calufa líder- revolucionario: “Pienso en el día maravilloso en que los trabajadores conquisten definitivamente el mundo”.(Meléndez; 2008:27)

La consigna que lanza Calufa a los obreros, no es sino, la consolidación de un pensamiento político de sus tiempos, la proletarización del poder a nivel global.

Esta obra “sencilla”, pues es libre de los vericuetos literarios modernistas, nos va describiendo el paso lento y angustioso de los linieros, por los cerros que comunican Dominical con San Isidro del General, a veces sin más que las guayabas, las naranjas y la voluntad de la gente. Y cuando hablo de la voluntad de la gente es por cuanto Calufa les ha advertido ya a los linieros “que si ustedes toman dos guayabas, los reaccionarios en San José, que los comunistas se robaron dos vacas.” (Meléndez; 2008:42)

El personaje de Calufa, en la obra no es la tradicional “santificación” del personaje, pues, como describe Meléndez Ibarra “fue necesario hasta darle un golpe de Estado a Calufa y nombrar en su lugar a Eduardo Mora” (Meléndez; 2008:43), luego de una mala organización de las comidas por parte del escritor.

Llegados ya a San Isidro lo “menos esperado” aún les faltaba por sortear. Luego de la “escalada” del cerro de la muerte, el 11 de octubre, vísperas de la entrada de la columna a la capital, en un cruce del camino, antes de llegar al Tejar, se detuvieron los que encabezaban la marcha. Desde lejos se podía ver a Calufa parlamentando con un grupo de militares que traían, según lo supimos luego, un recado urgente del Presidente Teodoro Picado: se nos informaba que en ese trayecto hasta Cartago, la columna sería ametrallada por los elementos de la reacción, ya preparado y que si podíamos llegar a la ciudad se desataría una carnicería humana. El Presidente nos hacía saber que lamentaba que los militares de su Gobierno no estuvieran en condiciones de proteger a la columna y nos aconsejaba que nos desviáramos hacia San José, a fin de no pasar por Cartago. (Meléndez; 2008:62)

Era una primera advertencia que se vería “digámoslo” ratificada en la masacre perpetuada en el tejar del Guarco durante la Guerra del 48.

Al respecto se informaba:

que la ciudad sería invadida por una turba de forajidos comunistas, violadores, ladrones y asesinos, quienes llegaban a capturar el Gobierno, que los hombres hablaban de esconder a sus hijas y de guardar todo lo que tuviera algún valor, para que no lo robaran los comunistas, jefeados por Carlos Luis Fallas y Eduardo Mora. (Meléndez; 2008:64)

Estos pasajes dan cuenta no solo del encuentro y del nacimiento de “otros” Calufa, sino también de la narración de una epopeya de la “otra historia”. Se trata ya no necesariamente del mítico líder obrero, sino de la puesta en el espejo de las “otras” caras de la realidad social y política de los convulsos años cuarenta.

Una necesidad de contarnos la vida a partir de la vida y el quehacer de los “otros”. Un re-encuentro con la cotidianeidad del ser, sin más quehaceres literarios que leernos los tiempos.

Carlos Luis Fallas estuvo al frente de la columna en esa ocasión y sin ser el militar, jugó un papel de buen comandante, inteligente y humano, con un valor a toda prueba, leal a su Partido, a su clase y a su pueblo. Hoy descansa en paz, pero no ha muerto para nosotros, sigue viviendo en nuestro Partido Comunista. (Meléndez; 2008:81)

NOTAS

1. Tómese en cuenta que este mismo “canon literario” anuló la obra más emblemática de CALUFA-Mamita Yunai- durante 30 años, hasta como el mismo Calufa lo expresará “el soplo poderoso del gran poeta Pablo Neruda la echó a correr por el mundo.” (Fallas; 1957)

BIBLIOGRAFÍA

Fallas, Carlos Luis. 1957. “Autobiografía”. Disponible en: guiascostarica.info/personajes/carlos-luis-fallas-calufa/

Ovares Ramírez, F. 2008. “Descifradores de patrañas: un elogio de la lectura”. Discurso de ingreso a la Academia Costarricense de la lengua. (leído el 11 de marzo de 2008, en el Centro Cultural de México,de San José de Costa Rica) Disponible en: www.acl.ac.cr/d.php?for

Meléndez Ibarra, J. La columna liniera. Disponible en: guiascostarica.info/edel/book/la-columna-liniera/

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