
Un grupo de amigos de Costa Rica me ha pedido que edite por segunda vez el folleto que en junio de 1949 publicara sobre El Pacto de la Embajada de México y su Incumplimiento. Complazco sus deseos con pesimismo toda vez, que, a pesar del tiempo transcurrido, aún subsiste en Costa Rica la campaña de odios que le ha hecho y que le hará tantos males. Cuando suscribí ese convenio, con la asistencia y respaldo del Cuerpo Diplomático, dignamente representado en la forma que es sabida, obtuve garantías para todos aquellos que habían luchado a mi lado. Pero no era ese, tan sólo, el objeto del pacto: era, y sobre todo, el de asegurarle al país su tranquilidad futura.
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Pacto de la Embajada de México
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