Dictadura de los Tinoco

Dictadura de los Tinoco

Federico Tinoco

Federico Tinoco
1868-1931

Es el único gobernante cuyo retrato no estuvo por algún tiempo en el salón de Expresidentes de la Asamblea Legislativa. El único que se consideró, en su momento, que no era digno de estar allí, de acuerdo con los términos del decreto legislativo de 1833.

Era un agricultor y comerciante muy metido en política, nacido en San José el 2l de noviembre de 1868, ya a él se le atribuye una participación muy activa y decisiva en los cabildeos que culminaron en la elección de Alfredo González Flores en 1914. Por esa causa, González Flores le nombró Secretario de Guerra (lo que hoy conocemos como Ministro de Seguridad). Era su hombre de confianza y, al parecer uno de sus más íntimos amigos.

Pero como luego lo demostró, no era hombre que ideológicamente calzara en el gobierno al que servia. Su espíritu era aristocratizante y oligárquico. Y cuando se desató una oposición feroz contra el gobierno (encabezada por las clases adineradas a las que don Alfredo González les quería poner impuestos tras haberles arrebatado el control absoluto que ejercían sobre la banca), Tinoco se convirtió en el instrumento de esa oposición, y, en el único golpe exitoso de cuartel que conoció la Costa Rica del siglo veinte, derrocó el 27 de enero de 1917 al gobierno y se proclamó Presidente.

Los llamados conductores de opinión pública, embutidos en los escasos medios de comunicación que existían (y en las curules legislativas), aprobaron el golpe de Estado; entre ellos -para vergüenza de todos ellos- los Expresidentes de la República, con la excepción de don Ricardo Jiménez. Hubo grandes manifestaciones y desfiles de apoyo a Tinoco (los finqueros trajeron a sus peones a desfilar), y una elección farsa confirmó a Tinoco en el poder.

El militarismo se impuso: el hermano del Presidente, convertido en omnipotente Ministro de Guerra, imponía la fuerza con las armas y las charreteras en despliegues de todo orden. La situación era difícil: Tinoco heredaba la crisis fiscal provocada por la guerra europea y, para remachar, el gobierno de los Estados Unidos se negó a reconocerlo.

Federico Tinoco

Federico Tinoco

Convocó una Asamblea Constituyente, que promulgó una constitución moderna (redactada por Expresidentes de la República), pero cuando cayó Tinoco, el país volvió a la de 1871, a la de Guardia. Y esto es lo único constructivo que la historia le reconoce al dictador.

Porque fue un dictador. Es cierto que había un Poder Legislativo funcionando (bicameral, con Senado y Cámara de Diputados), pero, la persecución policial contra los adversarios del gobierno se desató, y pronto Tinoco tenía las cárceles llenas de opositores.

Ante los grandes negociados que se hacían (incluso alquilaron la Fábrica Nacional de Licores a un amigo suyo por una mensualidad como la que se paga por una casita modesta), la oposición siguió creciendo pese a la represión política.

Y pronto comenzaron las acciones de armas. El periodista Rogelio Fernández Güell se alzó, y fue asesinado por sicarios de la dictadura en Buenos Aires, en la zona sur. Un político prominente, Alfredo Volio, armó una fuerza expedicionaria para marchar contra el dictador desde la frontera norte, pero falleció prematuramente, y el mando de la revolución pasó a las manos de un antiguo Ministro de González Flores, Julio Acosta.

La caída de Tinoco comenzó cuando la población de San José —encabezada por las maestras y los estudiantes de secundaria— se lanzó a las calles a protestar contra una exacción que el gobierno pretendía hacer en los sueldos de los maestros, y las manifestaciones y desfiles terminaron por incendiar «La Información», periódico al servicio de la dictadura. Pocas semanas después, el hermano del Presidente y Ministro de Guerra, Joaquín Tinoco, era asesinado en la esquina de su casa por un desconocido, que sigue siéndolo aún el día de hoy. Y pocos días después, el dictador, su familia y sus gentes más cercanas, se fueron del país y se establecieron en París, dejando el país arruinado y agotado.

Quema del periódico La Información el 13 de junio de 1919

Quema del periódico La Información el 13 de junio de 1919

Un hombre probo, el general Juan Bautista Quirós, asumió el mando en su calidad de Designado. Pero el gobierno norteamericano de Woodrow Wilson comunicó que a este Presidente tampoco lo reconocería. Se ha dicho que los Estados Unidos amenazaron con desembarcar infantes de marina en Costa Rica, pero las investigaciones históricas más recientes han demostrado que esto no es exacto. Lo que sí lo es, es que en el caso de Costa Rica en 1919, el gobierno norteamericano se puso de parte del pueblo y de los revolucionarios, y que se negó a aprobar que la dictadura se perpetuase. El Presidente Wilson anunció que sólo establecería relaciones diplomáticas con un gobernante que retomara la situación como estaba en 1917. E insinuó el nombre de don Francisco Aguilar Barquero que había sido Tercer Designado a la Presidencia en el gobierno de González Flores.

El plazo para el cual, Aguilar Barquero había sido nombrado, estaba vencido desde 1918. De manera que este señor no tenía ningún derecho legal a ser Presidente. Pero el país comprendió que lo que se estaba jugando no era lo legal sino lo moral, lo justo y lo decente. Y esto se satisfacía con un hombre que, sin nexos con la dictadura, los tuviese con el gobierno constitucional (vilmente derrocado por el dictador), y garantizara su triunfo a los revolucionarios, y al pueblo que se había levantado.

Tinoco no regresó a Costa Rica. Falleció en París el 7 de setiembre de 1931.

Marcelino García Flamenco

Marcelino García Flamenco

Entre los muchos intentos por derrocar a los Tinoco, destacó el alzamiento encabezado por los hermanos Alfredo y Jorge Volio, así como por el destacado intelectual, miembro de la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes, Rogelio Fernández Güell.

Al fracasar el alzamiento, el grupo de Fernández Güell huyó por la zona Sur para tratar de llegar a Panamá, pero los esbirros los alcanzaron en Buenos Aires de Osa.

Allí, Rogelio Fernández Güell y tres de sus compañeros revolucionarios fueron asesinados y solo uno pudo huir herido.

 
A un maestro salvadoreño llamado Marcelino García Flamenco quien enseñaba las primeras letras en Buenos Aires, le tocó presenciar el crimen en compañía de sus alumnos.

Asqueado, Marcelino renuncia a la docencia y huye a Panamá caminando por media selva.

Allí denuncia a la prensa el nuevo crimen de la tiranía y mas tarde se incorpora a los exiliados que, en Nicaragua alistan una nueva revolución contra los Tinocos.

Al año siguiente, ingresa a Costa Rica una tropa de muchachos inexpertos y mal armados, que son derrotados por los esbirros en la batalla del Ariete, el diecinueve de julio de mil novecientos diecinueve.

Allí, Marcelino se queda a proteger a los heridos y en esa tarea los tinoquistas lo hieren a machetazos. Ya moribundo, lo atan a un caballo que lo arrastra más de cien metros y finalmente, lo rociaron con querosén y lo quemaron a la entrada del poblado de la Cruz.

Este asesinato colmó la paciencia de los costarricenses, y al saberse la noticia en San José comenzaron las huelgas de maestros que culminaron con el derrocamiento de la tiranía de los Tinoco.

En el pueblo de La Cruz, en el lugar donde estuvo enterrado antes de trasladar sus restos a San José, una tumba en mármol blanco sobre la altura que domina la bahía de Salinas, tiene una sencilla lápida en donde se lee:

 

MARCELINO GARCÍA FLAMENCO
SALVADOREÑO
19 DE JULIO DE 1919
DIO SU VIDA POR LAS LIBERTADES
DE COSTA RICA

En el Parque Morazán hay un monumento que dice:

 

AL MAESTRO GARCÍA FLAMENCO

CONFIADA, EL 18 DE JULIO DE 1926
AL CARIÑO Y CUSTODIO DE LOS
NIÑOS DE COSTA RICA, A SU
HONOR, QUE ES DECORO; A SU AMOR
DE JUSTICIA Y LIBERTAD, BIENES
SUPREMOS SIN LOS QUE NO HAY
PATRIA DIGNA DE TAL NOMBRE

Hoy, tanto en su patria salvadoreña como en Costa Rica, miles de niños y jóvenes reciben lecciones en escuelas que llevan el ilustre nombre de Marcelino García Flamenco.

Omar Dengo

García Flamenco, el Héroe de la Justicia
Omar Dengo

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