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Culturas indígenas

Culturas indígenas

Culturas indígenas

El día que Cristóbal Colón llegó a lo que hoy día es llamada -Isla Uvita-, frente a las costa de Puerto Limón, más de 250.000 de personas y no menos de ocho diferentes grupos étnicos vivían en el área.

«Los Chorotegas» cultura residente en el norte de Costa Rica se encontraban influenciados tanto por la cultura maya como azteca. Los Chorotegas eran considerados como la cultura Mesoamericana que se encontraban más al sur. Prueba está en que ellos también hablaban el dialecto «nahuatl» de los Mayas y los Aztecas. La zona de Guanacaste era el punto de convergencia de las culturas del norte y las del sur, para su constatación existen piezas de cerámica encontradas en la zona y actualmente en el Museo Nacional, con figuras y diseños tanto aztecas como incas en una misma pieza.

Otros grupos étnicos como los Borucas, Bribri, Cabecar, Guaymí y Guatuso hablaban dialectos que tenían gran influencia de las culturas de Suramérica. Estos dialectos se hicieron más complejos después de la llegada de las culturas Arawak y Caribe provenientes de las islas del Caribe y que se establecieron en la costa atlántica adicionando nuevos sonidos.

De los que tenemos muy poco conocimiento es de la cultura indígena ubicada en la zona del Valle Central y región del Pacífico central, los huetares. Sabemos, su mayor producción era de cestería y sus trabajos en paja. Poca cerámica, y su dialecto totalmente perdido. Se han encontrado algunos vestigios en la zona de San Antonio de Belén, algunas calzadas de piedra, pero no de construcciones ya que los materiales usados eran paja para sus techos y barro para sus cimientos.

Son muy pocas las palabras que hoy día todavía se usan de los dialectos indígenas, palabras como Talamanca (lugar de sangre), esto probablemente por la masacre de tortugas en la Costa Caribeña. Poás, que es una flor amarilla que se encuentra cerca de la cima del volcán. Esta referencia del vocabulario diario de los costarricenses.

Los Bribri y los Cabecar han sido las únicas dos culturas que han podido mantener a través de los siglos sus mitos religiosos libres de la influencia de los cambios sociales y culturales. La fuerza de -«Sibú» su ser supremo y creador del universo aún se mantiene fuertemente en las mentes de todos aquellos que se hacen llamar Bribrí o Cabecar. Esta tradición se mantiene basada en las narraciones que han sido pasadas de generación en generación por más de 500 años y un fuerte arraigo a sus creencias.

Hoy día, la cerámica chorotega, los jícaros de los Bribrí, los textiles de los Guaymí y el trabajo en piedra de los Guatuso aún nos cuentan historias. Las replicas o reproducciones son tan genuinas como las de hace 4 o 5 siglos. Las líneas y los colores nos cuentan historias, muestran creencias, relatan mitos y garantizan la reverencia de lo sagrado. La única diferencia es la edad de estos objetos, pero las arcillas, pinturas, materiales y métodos de producción son los mismos que usaban sus antepasados hace casi mil años.

Haciendo una visita al Museo de Jade, del Instituto Nacional de Seguros, al Museo de Oro del Banco Central y al Museo Nacional nos prepara para un mejor entendimiento de lo histórico y arqueológico de nuestro país.

El Oro

En Costa Rica, la evidencia arqueológica señala la aparíción de los primeros objetos metálicos hacia el año 400-500 después de Cristo. La manufactura de objetos de metal alcanzó su máximo desarrollo después del 700 D. C. y hasta el contacto con los españoles.

La mayoría de los objetos de metal que se han recuperado proceden del Pacifico Sur; esto se debe a la existencia en dicha región de yacimientos de oro y cobre en estado natural.

Los artesanos precolombinos que ocupaban la zona que actualmente es Costa Rica trabajaron el oro nativo de procedencia aluvial.
Este se obtenia de las arenas de los ríos y de las riberas de las costas y se lavaba en bateas de madera. El arte del trabajo de los metales requiere una habilidad particular, un aprendizaje largo y complicado, que realizaban especialistas de tiempo completo.

Mediante el martillado de pequeños fragmentos de oro se elaboraban piezas laminadas en forma de pectorales, brazaletes, diademas, discos; los cuales estaban decorados con diseños geométricos, formas de animales y representaciones humanas. Las decoraciones se efectuaban con la técnica del repujado, el cual consistia en presionar por la parte de atrás del objeto con un instrumento sin punta, quedando en relieve los diseños por la parte delantera.

La fundición con la técnica de la cera perdida fue la más empleada en la producción de objetos. La técnica consistía en modelar primero el objeto deseado en cera de abejas. El diseño se cubría con diversas capas de arcilla, formando asi una especie de molde que se dejaba secar por unos días. Este molde se calentaba a fin de que la cera se derritiera y saliera por un conducto que se habia dejado con este propósito. Al derretirse la cera, en el interior del molde quedaba espacio hueco con la forma del diseño original el cual era llenado con el metal fundido. Una vez que se enfriaba el molde se rompía y el objeto se limpiaba, se recortaban los conductos por donde había entrado el metal, se retocaba y pulía. Para elaborar piezas fundidas también se realizaban mezclas de metales especialmente oro y cobre, como la llamada «tumbaga».

En oro se hicieron objetos como anzuelos, agujas, punzones; pero también se hicieron distintivos de rango en forma de adornos personales y ofrendas para el ajuar de los difuntos. Algunos objetos también fueron hechos para ser utilizados en rituales por parte de los chamanes o sacerdotes.

En la orfebrería son llamativas las representaciones de fauna como peces, cangrejos, tortugas, armadillos, venados, jaguares, lagartijas, lagartos y ranas. Estas representaciones ponen en evidencia la importancia del entorno natural en relación con el ser humano. De igual manera, se elaboraban figuras de formas compuestas (humanas y animales), las cuales representaban simbólicamente a personajes especiales como los chamanes y sacerdotes.

Monumento Nacional Guayabo

Guayabo el más grande e importante sitio arqueológico encontrado en Costa Rica. Es difícil seterminar cual fue su mayor influencia, algunos de los edificios muestran gran influencia de las culturas Suramericanas, pero a la vez grandes influencias Mesoamericana, hay una sobreposición de ambas culturas. La ocupación del sitio se ha podido determinar que fue desde 1.000 A. C. y los estudios más recientes muestran que alcanzó su mayor auge entre los años 300 a 700 de la Era Cristiana. Este es el período cuando los edificios que se pueden apreciar hoy en día fueron construidos.

Al igual que las esferas de piedra y la talla del jade, aún quedan grandes misterios por descubrir.

El Jade

El Valle de Montagua en Guatemala, es el único sitio en todo el hemisferio americano donde se puede encontrar lo que nosotros llamamos «jade». Esto nos lleva al misterio sin resolver del jade en Costa Rica. ¿Era el material en bruto sacado de las minas en Guatemala y transportado hasta la región Chorotega para que los artesanos lo trabajaran? Algunas de las mejores piezas que se encuentran en los museos provienen de los sitos arqueológicos de Costa Rica.

Para las culturas Mayas y Aztecas el jade era más valioso que el oro, y consideraban que el jade tenía poderes medicinales.

Aún el misterio sigue sin resolverse, de dónde provino el jade de Costa Rica, no hay minas conocidas en el territorio nacional.

Las Esferas de Piedra

La mayoría de estas esferas de piedra son perfectamente circulares, un sólido bloque y sus superficies agradables al tacto, libres de asperezas. Hasta la fecha no se podido encontrar una esfera que estuviera en proceso de construcción o el sitio donde eran producidas, por tanto es difícil de entender cual fue el propósito real de su construcción.

Esferas del tamaño de un auto y pesando más de nueve toneladas han sido encontradas en la zona sur de Costa Rica. Pueda que hayan sido producidas hace casi dos mil años, no se puede saber si fueron hechas por una generación o por varias a través de un período largo de tiempo, lo único que sabemos es que su elaboración fue realizada, el método usado todavía es estrictamente una teoría.

Territorios Indígenas

Territorios Indígenas

1. Territorio Indígena Guatuso (Maleku)
2. Territorio Indígena Matambú
3. Territorio Indígena Quitirrisí
4. Territorio Indígena Zapatón
5. Territorio Indígena Nairi-Awari (Barbilla)
6. Territorio Indígena Chirripó
7. Territorio Indígena Bajo Chirripó
8. Ngäbes (Guaymíes) / Península de Osa
9. Ngäbes (Guaymíes) / Conte Burica
10. Ngäbes (Guaymíes) / Coto Brus
11. Ngäbes (Guaymíes) / Abrojos Montezuma
12. Territorio Indígena Curré
13. Territorio Indígena Boruca
14. Territorio Indígena Térraba
15. Territorio Indígena Ujarrás
16. Territorio Indígena Salitre
17. Territorio Indígena Cabagra
18. Territorio Indígena Tayní
19. Territorio Indígena Telire
20. Cabecar-Talamanca
21. Bribri Talamanca
22. Territorio Indígena Kekuldi (Cocles)

Bibrís

Constituyen uno de los más numerosos. Están localizados en los territorios indígenas de Salitre y Cabagra en el cantón de Buenos Aires, Pacífico sur en la provincia de Puntarenas y al norte de el territorio indígena de Talamanca, en el cantón del mismo nombre, Caribe sur en la provincia de Limón. El Bibrí conserva su lengua en forma oral y en su escritura. Su actividad económica más importante es la agricultura, principalmente el cacao y el plátano, también cultivan maíz, frijoles y tubérculos. Estas actividades se complementan con la cría de cerdos, aves y la pesca. Su expresión artesanal es la cestería y la fabricación de instrumentos musicales, para lo cual utilizan elementos naturales especialmente preparados. Se movilizan por medio de botes y balsas en el cause del río Sixaola, en la frontera con Panamá.

Cabécares

Se encuentran localizados en Chirripó, en el Valle de Pacuare, en el del río Estrella y en el territorio de Talamanca, zonas ubicadas en la región Caribe, en la provinda de Limón. Los asentamientos indígenas son muy dispersos en la montaña. Viven también en Ujarráz de Buenos Aires; es uno de los grupos indígenas que más ha mantenido su identidad cultural, hablan su lengua el Cabécar, y el español y conservan muchas costumbres y tradiciones. Cultivan básicamente granos básicos, café, cacao y plátano, complementando estas actividades con la pesca y la caza.

Ngäbes (Guaymíes)

Constituye un grupo indígena numeroso, originario de un movimiento migratorio producido hace más de 50 años desde Panamá. La creación de los territorios ha ido estabilizando su asentamiento en territorio nacional. Encontramos la comunidad Ngäbes en Abrojos en el cantón de Corredores, la de Conteburica en el cantón de Golfito y la de Coto Brus en el cantón de Coto Brus, todas en la provincia de Puntarenas. Los Ngäbes conservan sus características y rasgos físicos, sus costumbres, trajes y tradiciones, en especial las mujeres. Su lengua es el guaymíe, pero algunos de sus jefes y dirigentes también hablan el español, por lo que se ha comenzado un programa de alfabetización. Los Ngäbes cultivan cacao, arroz, frijoles, maíz, palmito y plátano. Al igual que otros grupos indígenas conbinan la agricultura con la cacería, pesca y la cría de cerdos y aves. La artesanía Ngäbes se destaca en la confección de artículos de fibras naturales que tiñen con tintes y colorantes vegetales, dándole relevancia al color negro. También confeccionan petates, chácaras y sombreros con cortezas de algunos árboles; sus trajes típicos de gran colorido y hechos a mano son también representativos de la cultura guaymí.

Guatusos o Malekus

Es uno de los grupos indígenas más pequeños, tanto en la población como en la superficie que ocupan en el territorio. Se encuentran localizados en las llanuras del norte del país, en el cantón de San Rafael de Guatuso, provincia de Alajuela. Conservan sus rasgos físicos y sus expresiones culturales. Hablan la lengua maleku y el español, y dada la importancia de conservar su lengua se da la enseñanza bilingüe escolarizada. Habitan tres asentamientos: El Palenque Margarita, Tonjibe y El Sol. Su principal actividad agrícola es el cultivo del cacao, pejibaye, palmito y son además pescadores de río. Trabajan artesanalmente en la confección de figuras indígenas de cerámica, artículos de madera en balsa y, arcos y flechas en madera.

Borucas o Bruncas

Este grupo indígena se encuentra localizado en el territorio indígena de Boruca, formado por varias comunidades: el Centro de Boruca, Rey Curré, asentada en la carretera interamericana sur; Changuena, Maíz y Bijagual, todas éstas en el cantón de Buenos Aires. Conservan muy pocos rasgos de su etnia, su lengua indígena ha desaparecido, a pesar de los esfuerzos realizados por la Universidad de Costa Rica. Tienen una economía campesina, su agricultura es de granos básicos, teniendo además cría de cerdos y ganado. Su expresión artesanal es de tejidos, comenzando con la siembra de algodón, el uso y preparado de colorantes vegetales y culminando con la elaboración de artículos de buena calidad y muy llamativos. También trabajan las jícaras con un estilo propio, sacando al mercado variedad de artículos con diseños muy depurados. El «Baile de los Diablitos» es una de sus manifestaciones culturales de mayor relevancia y difusión, se realiza el 31 de diciembre de todos lo años.

Térrabas

Los Térrabas en la actualidad conforman un grupo muy reducido, localizado en el territorio de Boruca-Térraba, en el cantón de Buenos Aires. Han sido afectados por la colonización agrícola, su asentamiento está habitado mayormente por campesinos no indígenas, con lo que han asimilado el modo de vida rural no autóctono. Perdieron su lengua indígena desde hace muchos años, pero no han perdido su identidad cultural. Cultivan el maíz, frijoles, arroz, plátanos y cítricos.

Huetares

Un pequeño grupo Huetar ha podido sobrevivir a nuestros días, está localizado en lo alto del territorio indígena de Quitirrisí, en la carretera entre el cantón de Mora y el de Puriscal. Encontramos otro asentamiento Huetar en Zapatón, en el cantón de Puriscal, ambos en la provincia de San José; también se encuentran familias dispersas en la zona de Cerrito de Quepos y lugares vecinos. Conservan poco de su cultura y rasgos físicos, aunque mantienen todavía algunas tradiciones, como la Fiesta del Maíz y el uso de plantas medicinales. Han sido muy afectados por la colonización y el tránsito a centros urbanos. Cultivan casi únicamente maíz, debido a la pobreza de sus tierras, poco aptas para la agricultura. Su principal actividad económica es la artesanía con palma, zacate y otras fibras vegetales. Son expertos en la preparación de colorantes vegetales para el tinte de fibras. También trabajan con cerámica; sus productos los comercializan en ferias y en puestos de los mismos indígenas en el borde de la carretera. Los Huetares hablan en la actualidad el idioma Español.

Chorotegas

Se han reducido a un pequeño asentamiento en el territorio indígena de Matambú, en el cantón de Hojancha, en la provincia de Guanacaste. Este es otro ejemplo de la influencia del medio rural campesino. Ya perdieron su lenguaje y hoy día solo hablan el español. Algunos mantienen sus rasgos físicos. Se dedican a la agricultura, cultivando granos básicos, hortalizas y frutas; también han desarrollado la apicultura. Mantienen la identidad étnica y protegen sus costumbres y tradiciones como la producción de cerámica de barro de olla, confeccionando bellas vasijas y figuras. En las localidades de San Vicente, Guaytil y Santa Bárbara también viven indígenas y otros espacios por todo Guanacaste.

Miskitos y Sumos

A pesar de que no existan estudios o referencias etnográficas sobre estos grupos indígenas, varias familias de miskitos y sumos habitan desde hace cientos de años las costas atlánticas del país, por ejemplo en Barra del Colorado, Tortuguero y Parismina. Tienen una forma de vida seminómada, viven básicamente de la pesca y siembran pequeñas cantidades de arroz y tubérculos. Conservan el idioma miskito o sumo, al igual que las costumbres, hábitos alimenticios y una rica tradición cultural afrocaribeña.

Teribes

Varias familias de indios Teribes de procedencia panameña, han vivido en la frontera sur del país, en la zona de Yorkín y Sixaola. Viven en lugares montañosos, cultivan granos, así como también cazan y pescan; mantienen el idioma teríbe y algunas costumbres e historias propias de su grupo.

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